El caminar, el camino y el destino… todo está hecho de la energía del Amor. Amor con mayúscula, para diferenciarlo bien del “amor” con minúscula. Uno es irradiado por la Consciencia Creadora, el otro por la naturaleza humana. El amor humano es eso… humano: incondicional o caprichoso, gratuito o muy caro, interesado o altruista, sano o insano, apropiado o inconveniente. El Amor, irradiación de la Consciencia Creadora Original sólo Es. No es nada para serlo todo, no es dual para ser Unicidad, no es humano para ser trascendente, es el camino y el destino, por lo que, en realidad, da igual si uno se mueve o se queda quieto porque no hace falta desplazarse para llegar al destino.

Como tantas veces en las vidas de los hombres y mujeres la búsqueda finaliza donde empezó, en el mismo punto, la transformación no se debió al desplazamiento externo, físico, geográfico, sino a la ampliación de la consciencia, un viaje desde la Ignorancia hacia el Amor. En otros textos habéis podido leer: “lo que no es Amor es Miedo, lo que no es Miedo es Amor”. Ahora os transmito el verdadero trasfondo de esa enseñanza: “Lo que no es Amor es Ignorancia, lo que no es Ignorancia es Amor”. Pero… ¿ignorancia de qué? Ignorancia como desconocimiento de la verdad que reside en la energía del Amor. Estamos tan cerca de ese Amor que vemos su reflejo en la risa de un niño, en un pequeño gorrión picoteando en la acera o en el andar torpe de un cachorrillo y, a la vez, estamos tan lejos que no vemos su falta en cada lágrima, en cada crueldad, en cada acto de ambición o en cada respuesta del ego.

Si las Almas son entidades en proceso ¿qué somos los hombres y mujeres de este mundo?, quizás instantes de esos procesos de las Almas. En un anterior artículo escribí: “Lo que es camino para el Alma es destino para el hombre”. El camino para el Alma es Amor, ¿no sería el destino para el ser humano el mismo? A veces nos oponemos al proceso del Alma. Es ignorancia, que se disfraza de miedo, que se disfraza de prejuicio, de presunción, de indiferencia o de timidez, de miles de disfraces egóicos enmascarados, identidades convincentes para el ego-mente, pero cárceles inaceptables para la mente-consciencia. Pero… ¿dónde encontrar la llave para abrir la celda de la egóica ignorancia?, la llave quedó repartida en cuatro fragmentos que cada uno hemos de encontrar: Sabiduría, Libertad, Amor y Unidad. Las cuatro grandes lecciones de la Humanidad, lecciones en mayúsculas que nada tienen que ver con sus pálidos reflejos en minúscula: conocimiento, esclavitud, amor y dualidad.

Encontremos los cuatro fragmentos, reconstruyamos la llave que abre la celda del ego, transitemos el camino del Amor de la mano de nuestro Ser Interior, convirtamos el camino en destino, la experiencia en Sabiduría, la esclavitud en Libertad, el amor humano en Amor trascendente y la separación en Unidad. Todos somos Almas en proceso.

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