Existe la voluntad del ser y la Voluntad del Ser. La primera es un tipo de energía que se considera la “fuerza de voluntad” mental y psicológica (ego-mente), mientras que la segunda es un “acto de voluntad consciente” que nace del Ser Interior en el que la consciencia sobre la situación y la conexión con la necesidad de evolucionar otorga un tipo de fuerza que, naciendo del Ser Interior se proyecta sobre la realidad externa y la propia vida con un empuje que no sólo se nutre de la fuerza física y mental, sino que también lo hace de la emocional y la trascendente.

Mientras que la fuerza de voluntad se agota o agota a la persona, el acto de voluntad consciente extrae la energía del Ser Interior, que es una fuente inagotable siempre que se mantenga la conexión o sea el camino que el Ser Interior precisa transitar.

La escucha del Ser Interior, la compresión de la información que ofrece, el transitar por el propio camino evolutivo, si bien requieren fuerza física y mental, ésta no se extrae del cuerpo y de la mente, sino que ambas dimensiones canalizan la energía de los planos emocional y trascendente, es ese acto de voluntad consciente vinculado al Ser Interior.

Quizás el acceso a esta energía no sea posible en los niveles de consciencia más bajos, o lo sea de manera puntual pero no constante. Esto tendría que ver con afrontar la vida a través del esfuerzo (“en la vida todo es esfuerzo y sacrificio”, “sólo lo que se consigue con esfuerzo tiene valor”, “lo que no cuesta no se valora”, etc.), mientras que el acto de voluntad consciente, al canalizar los pretensiones del Ser Interior, permiten un fluir con la vida en la que el esfuerzo no es el eje central sino un factor más como lo pudieran ser la atención, la perseverancia, la paciencia o la determinación.

Podría decirse que, en la Teoría de la Dinámica Espiral, la fuerza de voluntad está presente en los niveles uno al cuatro y parece (a mi modo de ver) que es a partir del nivel cinco y siguientes en los que la persona comienza a conectar de modo consciente con su Ser Interior, sobre todo a partir del nivel seis (o con mayor predominancia), por lo que en estos niveles el acto de voluntad consciente sustituye a la fuerza de voluntad. Entonces la vida parece fluir de otra manera, no sin esfuerzo, pero sí sin lucha, pugna y sacrificio denodados. Ello se debe a que, en realidad, no es una reacción sino una acción, no es el ser exterior el que desea esa experiencia sino el Ser Interior el que anhela la vivencia.

Mi planteamiento interior es: ¿Hay que esperar a alcanzar un nivel de consciencia seis para abandonar el sentido del esfuerzo como condena o como filosofía de vida?

Si bien cualquiera ha de utilizar la energía física, mental, emocional o espiritual para una reacción o una acción, creo que la movilización de esas energías y el consiguiente desgaste es mayor en los grados de consciencia por debajo del cinco, ya que en éstos, el miedo y la lucha son dos tendencias muy marcadas, actitudes que consumen mucha energía, mientras que en los grados de consciencia cinco (en parte) y siguientes son el Amor, el servicio y la cooperación las actitudes que se ponen en juego, con un tipo de energía que se retroalimenta no sólo de la dimensión trascendente, sino de la propia energía de Amor del sistema humano en que se realiza la experiencia.

En respuesta a la pregunta realizada unos párrafos atrás. Hasta donde alcanzan mi compresión y mi experiencia profesional y personal, el esfuerzo (y la apatía como condición dual) permanecen en la persona mientras no deje atrás el miedo y la lucha. Y es cuando se comienza a conectar con el Ser Interior, a escucharlo y a seguir ese camino cuando la fluidez, los actos de voluntad consciente y el Amor aparecen como fuente de energía y de Paz.

En la obra de Edward Bach, creador de las Flores de Bach y padre de la Terapia Floral, la expresión “los dictados del Alma” se repite varias veces. Seguir los dictados del Alma es una manera de estar en consciencia y de fluir con la vida, es ese “acto de voluntad consciente” al que me refiero en este artículo y en mis libros. Espero que esta breve reflexión sobre la voluntad pueda aportar algo a ese desarrollo de la consciencia que tan necesario es en este momento de la existencia humana. Al fin y al cabo todos somos almas en proceso.1

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