Coplas hechas sobre un éxtasis de harta contemplación, de San Juan de la Cruz (1542-1591). Este texto es una de esas obras que a uno le acompañan a lo largo de toda su vida. Lo he leído, estudiado, grabado e interpretado. Lo he enseñado y transmitido a mi alumnado durante años. Quiero compartir con vosotras y vosotros lo que siento que significa. Espero que os guste.

Entreme donde no supe

y quedeme no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo.

Alcancé un lugar o dimensión que era desconocido para mí y en ese lugar me sentí rendido, dejado de mí y en total ignorancia, pues no respondía a mis ideas y creencias naturales. Por ello me daba la sensación de que estaba más allá de todo el conocimiento que había sustentado mi existencia hasta el momento.

I

Yo no supe dónde entraba,

pero cuando allí me vi,

sin saber dónde me estaba,

grandes cosas entendí;

no diré lo que sentí,

que me quedé no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo.

I. No sabía dónde estaba entrando pero cuando allí me vi, aunque desconocía la naturaleza de aquella dimensión, alcancé a comprender muchas cosas de ella. No puedo decir cómo lo sentí, ni cómo accedí a esas comprensiones, y aún sin saber cómo, mi Ser dejó atrás el conocimiento en el que sustentaba su vivir cotidiano y alcanzó nuevas comprensiones que antes no estaban en mí.

II

De paz y de piedad

era la ciencia perfecta, 

en profunda soledad

entendida, vía recta;

era cosa tan secreta,

que me quedé balbuciendo,

toda ciencia trascendiendo.

II. La comprensión profunda de esa dimensión estaba hecha de un estado de serenidad interior y de Amor consagrado, experimentado en soledad, ya que allí estaba yo solo. Sentía que en lo más profundo de mí alcanzaba una Sabiduría sin intervención de la mente, de una manera directa, intuitiva y comprendía que era el Camino que debía seguir. Era algo tan íntimo en mi interior que me quedé vacilante y, sin saber cómo, dejando atrás todo lo que me era conocido hasta el momento.

III

Estaba tan embebido,

tan absorto y ajenado,

que se quedó mi sentido

de todo sentir privado,

y el espíritu dotado

de un entender no entendiendo,

toda ciencia trascendiendo.

III. Estaba tan rendido y entregado, tan abstraído, tan atraído y tan fuera de mi sentido de la razón, con tal deleite en la contemplación, que mis sentidos quedaron privados de sus funciones. Por ello mi atención quedó a disposición de mi Ser Interior y pude acceder a otro conocimiento, antes ajeno a mi consciencia, a una Sabiduría que iba más allá de lo que conocía hasta el momento presente.

IV

El que allí llega de vero

de sí mismo desfallece;

cuanto sabía primero

mucho bajo le parece,

y su ciencia tanto crece,

que se queda no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo.

IV. Quien allí llega de verdad, de la mano de su Ser Interior, queda privado de sus fuerzas y de su ánimo por el éxtasis en el que se sume. Todo aquello que le era conocido, que configuraba su conocimiento sobre la realidad y la vida, le parece ahora pequeño. Su comprensión y consciencia alcanzan un desarrollo tal que, abandonando el conocimiento hasta ahora acumulado, va más allá de ello y adquiere otro tipo de conexión con la existencia, otra Sabiduría.

V

Cuanto más alto se sube,

tanto menos se entendía,

que es la tenebrosa nube

que a la noche esclarecía;

por eso quien la sabía

queda siempre no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo.

V. Cuanto más profundo se entra en esa dimensión, tanto menos el entendimiento natural sirve o se necesita, porque es algo tan inalcanzable para la mente, tan poco claro y comprensible que a los conocimientos humanos más complejos convierte en cosas claras y sencillas. Por esta razón, quien sabe de esta dimensión, quien a ella llega, queda siempre con la sensación de vacío mental-racional-lógico y alcanza una Sabiduría que en nada se parece a lo conocido hasta el momento.

VI

Este saber no sabiendo

es de tan alto poder,

que los sabios arguyendo

jamás le pueden vencer;

que no llega su saber

a no entender entendiendo,

toda ciencia trascendiendo.

VI. Esta Sabiduría profunda, que trasciende el conocimiento mental-racional, es tan poderosa que las mentes de los más eruditos, con sus argumentaciones y racionalizaciones, no tienen suficiente fuerza para vencerla, ya que su entender no es comprender y su conocimiento no es Sabiduría y, por ello, se sabe que no han alcanzado a trascender su dimensión ni han accedido a su Ser Interior ni a la Consciencia.

VII

Y es de tan alta excelencia

aqueste sumo saber,

que no hay facultad ni ciencia

que le puedan emprender;

con un no saber sabiendo,

irá siempre trascendiendo.

VII. Y es este saber tan excelente y tan elevado que no hay conocimiento ni fuerza que se le pueda enfrentar. Con esta Sabiduría, ajena al conocimiento mental-racional, se irá siempre ascendiendo más allá de lo conocido.

VIII

Y, si lo queréis oír,

consiste esta suma ciencia

en un subido sentir,

de la divinal esencia;

es obra de su clemencia

hacer quedar no entendiendo, 

toda ciencia trascendiendo.

VIII. Y si lo queréis escuchar y saber, esta Sabiduría consiste en una elevada conexión con la Esencia Divina, es éxtasis, aspiración, apretura, entrega, rendición. Esta disposición es tan elevada que despierta en la Consciencia Cósmica el sentimiento de conceder a quien allí llega la posibilidad de ir más allá del mero entendimiento mental y ascender hasta la comprensión espiritual, la Sabiduría Interior, el despertar del Espíritu en el Ser Interior y conectar con el Ser y con la Unicidad-Totalidad.

La experiencia mística suele ir acompañada de una serie de fenómenos o sensaciones que aparecen claramente reflejados en este poema: la trascendencia de todo conocimiento anterior, el abandono y entrega a una fuerza superior, la percepción inmediata, la inefabilidad de la experiencia… el carácter de «regalo» que ésta tiene… A veces vivimos experiencias que nos permiten trascender nuestro ego y ampliar nuestra consciencia, son como experiencias místicas pero en pequeño, pero no nos hacemos conscientes de ello o no les damos importancia. Es fundamental comprender que la vida en sí misma es una experiencia mística y que todo proceso de ampliación de la consciencia es un proceso espiritual en cuanto que nos dirige hacia la Consciencia Cósmica. No hace falta entrar en éxtasis para trascender, basta con estar en atención y practicar la mirada interior y la metaposición para iniciar ese viaje del ego hacia la consciencia y persistir en dicho proceso para transitar de la consciencia hacia el alma.

José Antonio Sande Martínez

Terapeuta floral y emocional

Noray Terapia Floral

 

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