Retomo en este artículo uno pasado titulado De llaves y cerraduras en el que exponía la cuestión de que todas las personas disponen de “cerraduras emocionales” que pueden ser abiertas y de “llaves emocionales” que pueden abrir cerraduras de los demás. Desplazo ahora el enfoque a la relación de cada persona con la Consciencia Cósmica.

La Consciencia Cósmica dispone de todas las llaves, repito, todas, y reconoce todas las cerraduras que hay en cada persona. Esto se debe a que cada cerradura es, en verdad, un aspecto vital fuera de justa medida que hay que equilibrar, una lección o aprendizaje a adquirir. Para la persona es una experiencia (no siempre grata), para el Ser Interior es un aprendizaje que ha de ser vivenciado para poder integrarlo en su viaje hacia la completitud. La Consciencia Cósmica, a través de la Vida, nos da la oportunidad de vivir esas experiencias para nuestro aprendizaje interior. La Vida utiliza las dinámicas de relación e interacción con el medio (personas, entorno, circunstancias), de modo que muchas llaves activan muchas cerraduras que nos muestran que esos aspectos activados, a menudo reactivos y egóicos, pueden ser trabajados para alcanzar el equilibrio, la justa medida.

El puzle se compone, entre otras, de las siguientes piezas: Consciencia Cósmica, Ser Interior (Alma), persona, ego y consciencia, programas emocionales y mentales, llaves y cerraduras, otras personas, circunstancias, emociones, sentimientos, ideas, creencias, consciente, inconsciente (personal, familiar, colectivo, trascendente) y proceso de aprendizaje.

Todas estas piezas se montan sobre un tablero, la Vida, para configurar la existencia, cuya finalidad es la evolución del Ser Interior. En el tablero de la Vida las llaves y las cerraduras están repartidas de manera aparentemente azarosa, de modo que no se sabe dónde están unas y otras. Este desconocimiento se da mientras las personas viven en estado egóico. En el momento en que se produce el despertar de la consciencia, las cerraduras y las llaves ya no son reacciones del “yo soy así” sino oportunidades de aprendizaje. De este modo, las llaves que otras personas o las circunstancias pueden utilizar en las cerraduras sirven de piedra de toque para comprobar hasta qué punto una cerradura está ya equilibrada o no.

Una mirada más amplia puede llevar a la comprensión de que, en realidad, es la Consciencia Cósmica, como realidad primigenia, la que dispone de todas las llaves para “probar” a la persona. De algún modo, todas las llaves están presentes todo el tiempo, el problema, si se puede llamar así, es si la cerradura está o no está presente. Como dice el título del artículo “mientras yo tenga la cerradura la Consciencia Cósmica tendrá la llave”, y ésta se pondrá de manifiesto en situaciones cotidianas que, de manera aparentemente casual (y en realidad causal y/o sincrónica), se harán presentes una y otra vez para que exista la oportunidad de hacerlo consciente y transformar el defecto en virtud. En el momento en que esa cerradura no se halle en la persona o haya alcanzado la justa medida la llave de la Consciencia Cósmica no tendrá posibilidad de activar nada. Ese aspecto de la vida de la persona quedará en justa medida, al menos en ese ciclo de la espiral de la consciencia, se habrá producido una ampliación de consciencia y un aprendizaje para el Ser Interior. Para ello es necesario desarrollar una serie de cualidades y estrategias entre las cuales destacan el estar en atención, transformar los defectos en virtudes, alcanzar más justas medidas, colocar al ego en su lugar y ampliar la consciencia. A esto se puede llegar a través de un trabajo interior de desarrollo de la consciencia. El decidir hacerlo o no ya es otra cuestión. Poder… se puede.

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