Relato:

Quiero ser feliz

Isa, 28 años, 2022.

     Esta fue una de las primeras frases que planteé cuando empecé la Terapia Floral (ingenua e inconsciente de mí). Era tal mi desesperación, mi desagrado con la rutina o rumbo que estaba llevando mi vida, mis constantes crisis de ansiedad, mi estrés continuado y normalizado, que solo quería escapar de todo aquello que me hacía titubear o desestabilizarme emocional y personalmente. Así que os pongo en situación.

Imaginaos: a mí, amante del control, del perfeccionismo, de la responsabilidad, de la culpabilidad, de la autoexigencia, del querer cumplir con todo y con todos… Defectos o virtudes, según quién los mire, en mi caso todos en exceso; acciones con las que me sentía cómoda, muy cómoda, pero claro, sin ser consciente de que todas ellas (y otras más) no estaban en el lugar que YO tendría que darles, sino que estas eran las que “controlaban” (valga la redundancia) mi vida y las que me hacían vivir sin darme cuenta de lo que ocurría a mi alrededor, pero lo más importante, de lo que ocurría en mi interior.

«Solo quería escapar de todo aquello que me hacía titubear o desestabilizarme emocional y personalmente»

Todo lo que me rodeaba me hacía llegar a normalizar un estado de desamino continuado, a llorar constantemente, grandes frustraciones, pensar que no era capaz de realizar nada tanto a nivel personal como laborar, estrés e inestabilidad emocional, que acarreaban grandes consecuencias en mi vida. En definitiva, comencé a vivir en piloto autonómico, sin ser consciente de que había empezado a normalizar acciones y estados de ánimo, que no eran sanos para mí y para el momento que estaba viviendo.

Así, tras ponerme en manos de los profesionales del centro Noray, y de conocer todos los beneficios que las Flores de Bach proporcionan, además de mis ganas de querer volver a tener las riendas de mi vida (de nuevo el control) y de vivir en mi zona de confort (mi ego), hicieron que no dudase en adentrarme en este mundo de conocimiento y autoconocimiento interior y espiritual. Esta fue una de las mejores decisiones que pude tomar dentro de la crisis existencial que estaba teniendo.

A medida que pasaban los meses, fui descubriendo y autodescubriendo, junto con la ayuda de las Flores de Bach y de mi terapeuta (José Antonio), aquello que no estaba en su justa medida o que estaba en exceso, aquello que me daba miedo y me impedía seguir adelante. Poco a poco he ido aprendiendo y guardando, en una cajita, todas las herramientas que necesitaba y necesito para saber reconocer y entender quién soy y cómo quiero ser.

Desde el inicio, entendía y sabía que no quería volver a esa inestabilidad, constantemente me repetía “no me reconozco, esta no soy yo”, pero sí era yo, lo que no sabía era que mi cuerpo pedía a gritos una cambio en mi Ser Interior, y menos mal que gritó y lo escuché, porque eso ha dado lugar a estar segura de quién soy, de cómo quiero ser, a relativizar, a pasarme las cosas que sea necesario “por el arco del triunfo”, bueno, y las que no, también, a estar cómoda en mi control y perfeccionismo, pero desde un lugar sano, estable y relajado.

«Poco a poco he ido aprendiendo y guardando todas las herramientas que necesitaba y necesito para saber reconocer y entender quién soy y cómo quiero ser»

Mientras escribo estas líneas sobre mí experiencia, estoy volviendo a leer mis reflexiones y mi diario personal, durante todo el proceso, ¡y me siento tan orgullosa de todo el trabajo realizado!, porque no sabéis lo bien que se está en este estado de estabilidad y tranquilidad emocional, es aquí donde empiezas a vivir la vida y a disfrutar de todo. Sigo teniendo la misma mochila del inicio, es del mismo color e igual de grande, pero sin tanto peso y puedo ir con ella a todas partes con mi “kit de vivir aquí y ahora”.

Me gustaría compartiros una reflexión, que tuve en la mitad del proceso aproximadamente, que yo la llamo mi cambio de chip o ese despertar que tanto necesitaba, en resumen, el ser más consciente de lo que meses atrás me estaba ocurriendo y el sentir tranquilidad al ponerle nombre a lo que había estado viviendo, mi crisis existencial, estas palabras son:

«Al comenzar a leer este texto ha sido un choque de realidad, al cual no podía ponerle palabras. ¡Esa era yo hace unos meses! Un persona agotada y desorientada en todos los aspectos, si alguien me lo hubiese dicho seguramente no le habría creído. Yo que siempre he tenido todo tan claro y controlado, hasta que llegó una situación que, no sé cómo, me desajustó todo mi ser interior y sentía que no era yo, que no sabía cómo continuar y fue cuando mi ego comenzó a alimentarse, pero a lo grande, de mí, dejándome sin recursos y yo poniendo el piloto automático de mi vida. Es más, si me pongo a pensar en esa época mis recuerdos son escasos o están nublados.»

Este fue el momento en el que todo comenzó a tener mayor sentido, que todo lo que me estaba ocurriendo necesitaba esta reflexión, ya que era mi camino hacia la consciencia.

También os digo que este grado de consciencia y de aprendizaje en el que me encuentro actualmente hace que querer “esa felicidad” que pedía al inicio se convierta en ese despertar de la consciencia que necesitaba, en tener mayor educación emocional, en saber reconocer cuándo algo en mi interior se desajusta o vuelve a ese punto de “en exceso”. Pero realizar todo el proceso de la terapia no es sinónimo de que ya siempre va a estar todo bien, para nada, la terapia nos ofrece los recursos que necesitamos hacia la consciencia y la sabiduría emocional y, por tanto, todas estas herramientas y aprendizajes son de por vida y debemos seguir trabajando para mantener esa evolución y seguir avanzando con nuestro Ser Interior, que nos permite poder gastar el ego y, por tanto, vivir en consecuencia a nuestras acciones sabiendo cómo, cuándo y por qué hacemos las cosas.

… la frase “quiero ser más feliz” tiene otro significado, ahora significa “quiero ser más consciente”

Así pues, pensar en esa frase indudablemente me hace sonreír con ternura, aunque al principio me hacía llorar; porque la veo desde otro lugar, desde otra perspectiva. Un año después, puedo decir que la frase “quiero ser más feliz” tiene otro significado, ahora significa “quiero ser más consciente”.

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