Relato:

Enganchada al Desamor

Mariola, 35 años, 2020.

     El desamor me trajo a Noray, una relación en la que perdí una parte de mí que ya no recuperaré jamás.

Me sentía tocada y hundida, traicionada, desquiciada, triste y timada, perdí mi autoestima al lado de alguien con muchos problemas, que controlaba mi existencia y me sometía a su manera de ver la vida.

El día que entré en Noray era una chica extremadamente servicial, sensible de más, pequeña y llena de complejos y miedos, incapaz de ver la realidad, una víctima, y el pasado me perseguía para hacer de mi presente una amargura, hacerme cargo de los problemas y desastres de los demás era mi religión.

«Hacerme cargo de los problemas y desastres de los demás era mi religión.»

De repente, empecé a sentirme mejor conmigo misma, el pasado dejó de doler de manera agónica para convertirse en parte de mi historia de una manera mucho más llevadera.

El proceso ha sido largo, aunque se me hizo muy corto, todo fue sucediendo de manera muy natural, intenté seguir siempre las pautas, siendo consciente y empezando a aceptar al resto y a mí, un camino gratificante que al final dio sus frutos, las ganas de estar bien eran tan fuertes que siempre me mantuve ilusionada y, a medida que pasaban los meses, empecé a notar los cambios, ya no estaba tan crispada, tan enfadada y empecé a reconocerme y a ser mucho más segura y sobre todo mucho más feliz.

Y entonces… perdí el miedo, miedo de decir lo que siento, eso que soy y gané confianza y autoestima y entonces florecí. Algunos piensan que he cambiado y no soy la de antes, yo creo que he crecido y evolucionado.

«Y entonces… perdí el miedo.»

A día de hoy me siento mucho más libre, menos pesada, más poderosa y más feliz, sigo siendo tierna y soñadora, pero ahora, mis pies ya rozan el suelo.

Otros relatos

Hace 11 meses me operaron de un bioma en una pierna en Granada. Mi vida era un caos, con mi marido era un infierno, su ego y mi ego no nos dejaban ver la realidad y sus vicios aún lo complicaba todo más. Tenía insomnio, depresión, mal humor, estaba enfadada con el mundo entero, iba como las motos día tras día. Lo bueno, mi hija, que tiene más consciencia que yo y que me decía: “mama ponte buena que la casa es un desastre y si sigues discutiendo con papa mejor es que os separéis, yo así no puedo vivir”.

Leer este relato

Mi timidez: soy mucho menos tímida, pero quiero seguir trabajando en ello, aunque mi cambio en este tema ha sido muy notable. Antes me costaba mucho relacionarme, hablar con la gente que no conocía, ahora, como he dicho, me cuesta menos.

Leer este relato

Empecé con la Terapia Floral, que para mí era algo desconocido, pero a la vez sentía la curiosidad de ver por mí mismo si daría resultado. Después de probar durante años con psicólogos, psiquiatras e interminables tratamientos de pastillas, fui dándome cuenta de que lo único que hacían era tranquilizarme y enmascarar de alguna manera el dolor y el malestar que sentía.

Leer este relato

× ¿Cómo puedo ayudarte?
Ir al contenido